La imprenta:

Una verdad “occidentalizada

Por: Lourdes ‘Aris’ Martínez

 

RESUMEN

¿Sabían que el gran descubrimiento de la imprenta fue en China? Sí, tal como lo leen. Nuestra educación occidentalizada se enfoca en presentar una historia de la humanidad centrada en la evolución y descubrimientos que se han generado en occidente. Lo cual indica lo poco que conocemos de otras culturas ancestrales que produjeron inventos y tecnologías que llegarían cientos de años después a Europa. La profe y escritoria Lou ‘Aris’ Martínez, parte del equipo de la revista, propone un artículo de investigación en torno all recorrido histórico, de evolución y construcción socio cultural, que tuvo la imprenta, desde sus inicios, hasta llegar a la imprenta moderna que revolucionó en el siglo XVI. Fue un descubrimiento que masificó el acceso al conocimiento y por tanto provocó un cambio fundamental para el desarrollo de los derechos y las libertades.

 

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

 

DESARROLLO

Nuestra educación “occidentalizada”, europea, conquistada desde la irrupción española, se enfoca en presentar una historia de la humanidad centrada en la evolución y descubrimientos que se han generado en occidente. Si nos detenemos a observar la línea temporal histórica, los grandes cambios epocales y los acontecimientos que se establecen como marcas de la humanidad provienen de Europa. Pero entonces, ¿qué sucede con los hallazgos y descubrimientos en el resto del mundo? 

 

Un gran silencio rodea esta pregunta y tantas otras que se le conectan. Asistimos a un legado de construcciones socio culturales que nos exede y que, por tanto, hemos incorporado como una verdad tallada en piedra. Aunque es innegable que en distintas regiones de oriente y del norte, culturas ancestrales, generaban inventos y tecnologías que llegarían cientos de años después a Europa. Pero la colonización y la occidentalización de la cultura general se ha encargado de no darles el reconocimiento y difusión merecidos. Aún así, hoy día podemos acceder más fácilmente a esta información y tal como es parte del espíritu de esta revista, aportamos al conocimiento.

 

El nacimiento de la imprenta se remonta a China, en el año 593, en este punto de la historia comienza a reproducirse por primera vez, y de forma múltiple, dibujos y textos con la ayuda de caracteres de imprenta tallados en tablas de madera (xilografía). La invención fue promovida por los propios monjes budistas. Estos impregnaban las tallas de color para imprimir con ellas sobre seda o papel de trapos. 

El primer libro impreso en China fue un sutra budista con ilustraciones, el cual data del año 868. Esta necesidad de imprimir libros surge de las disputas entre los eruditos a cerca de la autenticidad de los textos antiguos. Algo entendible en su momento, ya que autentificar la veracidad era una tarea sumamente engorrosa. Por lo cual, se decidió reproducir mediante grabado los textos de importancia cultural. Procedimiento que se vió facilitado por la creación de un tipo de papel de arroz. 

 

Más adelante en el tiempo, entre 1041 y 1048, Bi Sheng inventó en China el primer sistema de imprenta de tipos móviles, que usaba complejas piezas de porcelana en las que se tallaban los caracteres chinos. Claramente era una actividad compleja que insumía un procedimiento trabajoso por la inmensa cantidad de caracteres o letras de la escritura china. Posteriormente, en 1234, en la actual Corea, artesanos durante la dinastía Koryo, conocedores de los avances chinos con los tipos móviles, crearon un juego de tipos móviles de metal, que se anticipó a la imprenta moderna. De hecho, se entiende por distintos historiadores, que las grandes invenciones y adelantos que logró occidente después de la Edad Media son fruto de la influencia y participación de culturas extranjeras. 

 

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

 

Es importante tener presente que, antes de la aparición de la imprenta, en Europa los libros se difunden exclusivamente a través de copias manuscritas, estas eran realizadas por “copistas”. En general estos eran monjes o frailes dedicados por entero al rezo y a la copia manual de libros, se hacían por encargo del propio clero o de reyes y nobles. Las ilustraciones y las letras mayúsculas eran productos decorativos y artísticos que generalmente realizaban artesanos diferentes del copista. El proceso de elaborar un libro manuscrito podía durar años, ya que cada obra debía pasar por las manos de copistas, ilustradores y encuadernadores. Todo ello para producir un único y simple ejemplar.

 

Por tanto es entendible que la aparición de la imprenta surgiera como una revolución cultural que masificó el acceso al conocimiento. Pero las técnicas para crear la imprenta llegaron a Occidente mucho después de que se crearán en oriente. Esto es un punto clave para observar la influencia que pudieron tener diversas culturas de otras regiones en Europa. 

 

Por su parte, el holandés Laurens Coster (S. XIV) será el primero en utilizar tipos móviles de madera en Europa, si bien se reconoce universalmente como inventor de la imprenta a Johannes Gutenberg (S. XV). Este elaboró los tipos móviles de plomo fundido, mucho más resistentes. A su vez, el inventor conocía la dificultad de imprimir con páginas enteras talladas en madera e ideó un modo más racional de impresión, basado en tipos móviles. Pero estos, que se conocen como “el principio tipográfico”, es decir, la idea de crear un texto mediante la reutilización de caracteres individuales, como se apuntó antes, había aparecido desde siglos pasados. Se remonta a la impresión de tipos móviles en China durante la dinastía Song, pasando por Corea durante la dinastía Koryo, en la cual vimos que se desarrolló la tecnología de impresión de tipos móviles en metal. 

Por todo lo expresado, es inevitable la vinculación y evolución de la tecnología de impresión producto del intercambio cultural, así como podemos establecer que el antecedente y fundador directo de la imprenta moderna son los sistemas concebidos en China. 

 

 

 

 

 

Este artículo de investigación, realizado por nuestra colaboradora en redacción y edición Lou ‘Aris’ Martínez